El parto de Montse en Gran Canaria

Yo tuve la suerte de poder compartir el momento con Omar. Digo suerte porque sí, tuvo suerte de que le dejaran entrar, porque eran momentos difíciles. La pandemia estaba muy fuerte y no sabíamos si le iban a dejar pasar.

En urgencias una noche más, ya iban... No sé, perdí la cuenta de cuántas veces tuve que ir a urgencias por preeclampsia.

Así que, una noche más, ahí estaba en monitores, mirándome la tensión cada 20 minutos y esperando que me dejaran irme a casa como las noches anteriores. Pero no, no me dejaron irme, todo lo contrario: me indujeron el parto. ¡Uf! Mucha información en esos momentos para mis oídos.

Estaba sola hasta que llamaron a mi pareja para explicarle todo el proceso. 
Miedo, incertidumbre, nerviosismo. No solo por dar a luz, sino por toda la situación. ¿Era seguro dar a luz en estos tiempos? Sí lo era, me trataron genial en todo momento.

Una vez que di a luz, 18 horas después (29 de marzo), lo más duro fue presentar al peque por videollamadas desde la habitación del hospital a nuestros familiares y amigos. Fue duro vernos solos en esos momentos. Yo no podía levantarme de la cama ni para coger al bebé, ni para ducharme, ni para comer. Así estuve desde que ingresé, un viernes, hasta el martes. El miércoles me dieron el alta. 

¡Qué bien, nos vamos a casa! Pero solos, sin poder tener ningún tipo de ayuda y yo con una gran anemia. Las horas en casa por muchas cosas que hubiera que hacer, se hacían muy largas, no podíamos salir a pasear, eso llegó más tarde. No podíamos visitar ni recibir visitas, nuestras visitas se convirtieron en videollamadas grupales.

Omar no era consciente de lo que el pobre estaba viviendo, pero nosotros sí. Yo con las hormonas a flor de piel. Lloraba, reía. Millones de sentimientos en un día. Lo que tengo claro es que esto tendrá su final y poniendo todos de nuestra parte saldremos mejor.

Montse