08
abril
Veintiún días en doble cuarentena
Dicen que hacen falta veintiún días para adquirir un hábito. Ahora sé que es cierto. Ayer Gabriel cumplió tres semanas y en realidad parece que llevara toda la vida con nosotros. En este tiempo, me ha enseñado que el noventa por ciento de las veces que llora es por hambre o que si le preparamos el agua calentita no se queja mucho en la bañera. Que prefiere mil veces dormirse en cuello que tumbado en su cuna o que darle algunos botes sobre la pelota de pilates es la mejor manera de calmarle. Que si se muerde la mano no debo tardar más de un minuto en prepararle un biberón o que no hay chupete que valga, por mucha rabieta que tenga.